jueves, 15 de noviembre de 2012

La jornada llega a su fin

La jornada llega a su fin, y acaba donde comenzó. No queda ni rastro de ella. Ya no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de oscuridad que pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo. Tu Voluntad se hace, total y perfectamente, y toda la creación Te reconoce y sabe que Tú eres la única Fuente que tiene. La Luz, clara como Tú, irradia desde todo lo que vive y se mueve en Ti. Pues hemos llegado allí donde todos somos uno, y finalmente estamos en casa, donde Tú quieres que estemos.

Un Curso de Milagros

domingo, 16 de septiembre de 2012

La canción olvidada

Escucha ... tal vez puedas captar un leve atisbo de un estado inmemorial que no has olvidado del todo; tal vez sea un poco nebuloso, mas no te es totalmente desconocido: como una canción cuyo título olvidaste hace mucho tiempo, así como las circunstancias en las que la oíste. No puedes acordarte de toda la canción, sino sólo de algunas notas de la melodía, y no puedes asociarla con ninguna persona o lugar, ni con nada en particular. Pero esas pocas notas te bastan para recordar cuán bella era la canción, cuán maravilloso el paraje donde la escuchaste y cuánto amor sentiste por los que allí estaban escuchándola contigo.

Las notas no son nada. Sin embargo, las has conservado, no por ellas mismas, sino con un dulce recordatorio de lo que te haría llorar si recordases cuán querido era para ti. Podrías acordarte, pero tienes miedo, pues crees que perderías el mundo que desde entonces has aprendido a conocer. Sin embargo, sabes que nada en este mundo es ni la sombra de aquello que tanto amaste. Escucha y mira a ver si te acuerdas de una canción muy vieja que sabías hace mucho tiempo y que te era más preciada que cualquier otra melodía que te hayas enseñado a ti mismo desde entonces.

Más allá del cuerpo, del sol y de las estrellas, más allá de todo lo que ves, y, sin embargo, en cierta forma familiar para ti, hay un arco de luz dorada que al contemplarlo se extiende hasta volverse un círculo enorme y luminoso. El círculo se llena de luz ante tus ojos. Sus bordes desaparecen, y lo que había dentro deja de estar contenido. La luz se expande y envuelve todo, extendiéndose hasta el infinito y brillando eternamente sin interrupciones ni límites de ninguna clase. Dentro de ella todo está unido en una continuidad perfecta. Es imposible imaginar que pueda haber algo que no esté dentro de ella, pues no hay lugar del que esta luz esté ausente.

Ésta es la visión del Hijo de Dios, a quien conoces bien. He aquí lo que ve el que conoce a su Padre. He aquí el recuerdo de lo que eres: una parte de ello que contiene todo ello dentro de sí, y que está tan inequívocamente unida a todo como todo está unido en ti. Acepta la visión que te puede mostrar esto y no el cuerpo. Te sabes esa vieja canción, y te la sabes muy bien. Nada te será jamás tan querido como este himno inmemorial de amor que el Hijo de Dios todavía le canta a su Padre.

Y ahora los ciegos pueden ver, pues esa misma canción que entonan en honor de su Creador los alaba a ellos también. La ceguera que inventaron no podrá resistir el vibrante recuerdo de esta canción. Y contemplarán la visión del Hijo de Dios, al recordar quién es aquel al que cantan. ¿Qué es un milagro, sino este recordar?, ¿Y hay alguien en quien no se encuentre esta memoria? La luz en uno despierta la luz en los demás. Y cuando la ves en tu hermano, la recuerdas por todos.

Un Curso de Milagros

jueves, 28 de junio de 2012

Hay una luz que este mundo no puede dar.

Hay una luz que este mundo no puede dar. Mas tú puedes darla, tal como se te dio a ti. Y conforme la des, su resplandor te incitará a abandonar el mundo y a seguirla. Pues esta luz te atraerá como nada en este mundo puede hacerlo. Y tú desecharás este mundo y encontrarás otro. Ese otro mundo resplandece con el amor que tú le has dado. En él todo te recordará a tu Padre y a Su santo Hijo. La luz es ilimitada y se extiende por todo ese mundo con serena dicha. Todos aquellos que trajiste contigo resplandecerán sobre ti, y tú resplandecerás sobre ellos con gratitud porque te trajeron hasta aquí. Tu luz se unirá a la suya dando lugar a un poder tan irresistible que liberará de las tinieblas a los demás según tu mirada se pose sobre ellos.
 
 
Un Curso de Milagros

martes, 3 de enero de 2012

Karma

Cuando le consultaban a Ramana Maharshi sobre el karma, decía que es una ley solamente aplicable mientras haya ego, y desafiando las creencias de muchos, no aconsejaba realizar acciones buenas, ni evitar las acciones malas, si no desapegarse de ellas, evitando la identificación a través de la idea de “yo soy el hacedor”.


De “Sea como usted es”:

“Cuanto más rectifica usted su karma, tanto más se acumula. Encuentre la raíz del karma y córtela”.

“A menos que el hacedor de los karmas, el ego, sea aniquilado por la indagación, no puede ser obtenida la paz perfecta de la felicidad suprema”

Pregunta: Si yo no soy el cuerpo, ¿por qué soy responsable de las consecuencias de mis acciones buenas y malas?
Respuesta: Si usted no es el cuerpo y no tiene la idea «yo soy el hacedor», las consecuencias de sus acciones buenas o malas no le afectarán. ¿Por qué dice usted sobre las acciones que el cuerpo lleva a cabo «yo hago esto» o «yo hice aquello»? Mientras usted se identifica con el cuerpo de esta manera, usted es afectado por las consecuencias de las acciones, es decir, mientras se identifica con el cuerpo usted acumula karma bueno y malo.

“Hasta la realización habrá karma, es decir acción y reacción. Después de la realización no habrá ningún karma y ningún mundo”

“Cuando no hay ningún «yo» no hay ningún karma”.