viernes, 19 de julio de 2013

El Jnani

Para el Jnani que ha conocido la identidad de su ser interior con el infinito Brahman, no hay renacimiento, ni migración, si siquiera liberación, porque él ya está liberado.

Él está firmemente establecido en una experiencia de la Existencia Absoluta, Conocimiento, Dicha, el Sat-Chi-Ananda Atman.

La continua existencia del mundo y de su cuerpo aparecen para el Jnani como una ilusión, la apariencia que no puede remover, pero que ya no lo engaña, hasta que después de la muerte del cuerpo, él no va hacia adelante, pero permanece donde está y lo que es y lo que enternamente fue, el primer principio de todos los seres y cosas: El original, eterno, puro libre Brahman.

Mientras vive e incluso el cuerpo cae muerto, el Jnani descansa en su propia naturaleza esencial, su propio Swarupa, que está totalmente lleno y totalmente puro, sin-tiempo:  Conciencia y Dicha.

Las siguientes afirmaciones hechas por el Jnani, constituyen sus propias convicciones y experiencias profundas:

Yo soy infinito, imperecedero, auto-luminoso, auto-existente. Yo soy sin comienzo ni final, sin decadencia, sin nacimiento, sin muerte. Nunca yo nací, soy siempre libre, perfecto, independiente. Solo yo soy. Yo penetro el universo entero, soy totalmente impregnante e interpenetrante. Soy Paz Suprema y Libertad Absoluta.

Un Jnani vive por siempre, él ha obtenido vida eternamente duradera. Deseos no lo torturan, pecados no lo manchan, muerte y nacimiento no lo tocan. Él está libre de todo deseo y anhelo.

Descansa por siempre en su propio Sat-Chi-Ananda Swarupa. El ve el Ser infinito en todo y todo es el Ser infinito, el cual es su existencia. El permanece por siempre como Ser infinito de la Conciencia y la Dicha.
Robert Adams - Satsang 2 de julio 1992

miércoles, 12 de junio de 2013

No hay la menor distancia, ni temporal ni espacial, entre el Sí mismo y la situación presente, de forma que no tiene ningún sentido buscarlo fuera de este preciso instante y lugar. Ningún trayecto nos conduce hacia aquí. Ningún proceso nos acerca al ahora. Todos los caminos de búsqueda nos separan, pues, de la inmutable meta siempre presente. Nuestras ansias por encontrar la verdad nos ocultan el descubrimiento de su diáfana autoevidencia.

José Díez Faixat

lunes, 28 de enero de 2013

El puente

El puente a través del cual Él quiere llevarte en Sus brazos, te lleva del tiempo a la eternidad. Despierta del tiempo, y sin miedo alguno contesta la llamada de Aquel que te hizo eterno cuando te creó. A este lado del puente que conduce hacia la intemporalidad no entiendes nada. Pero conforme lo cruces con paso ligero, sostenido por la intemporalidad, se te conducirá directamente al Corazón de Dios. Y ahí, y sólo ahí, en el centro de Su Corazón, estarás a salvo para siempre porque gozarás de compleción eternamente. No hay velo que el Amor de Dios en nosotros no pueda descorrer. El camino a la verdad está despejado. Recórrelo conmigo. 

Un Curso de Milagros